Written by 19:40 Cultura y Sociedad

Memorias de un habitar colectivo

En un país como Chile, donde la minería es su pasado, presente, y quizás también su futuro, vale la pena rememorar cómo fue la relación de los trabajadores de la mina del carbón con la industria, sobre todo en una época donde las prácticas de paternalismo industrial hacían que la empresa fuera la única que proporcionaba servicios que posibilitaron el bienestar social y familiar.

En un país como Chile, donde la minería es su pasado, presente, y quizás también su futuro, vale la pena rememorar cómo fue la relación de los trabajadores de la mina del carbón con la industria, sobre todo en una época donde las prácticas de paternalismo industrial hacían que la empresa fuera la única que proporcionaba servicios que posibilitaron el bienestar social y familiar.


Por Monserrat Quezada / monquezada@udec.cl / Fotografías: Gentileza Alejandra Brito

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La académica de las facultades de Ciencias Sociales y de Humanidades y Arte de la Universidad de Concepción, investigadora y Premio Municipal de Ciencias, Dra. Alejandra Brito, analizó las formas colectivas de habitar en dos zonas mineras del sur del país, como son la carbonífera Puchoco-Schwager, en la cuenca carbonífera del golfo de Arauco, en Biobío y Puerto Cristal, una mina de zinc y plomo en el lago General Carrera, en Aysén. “Lo que nos interesa es comprender el desarrollo de estas dos comunidades, desde su cotidianeidad, recuperando sus propias voces. Para ello se dividió el trabajo en cuatro partes; una reseña histórica de la instalación de estos poblados mineros en los territorios; la segunda enfatiza la recuperación de las formas de habitar, a partir de las voces de extrabajadores y sus familias; en la tercera se analiza el impacto del cierre de la producción minera; y, por último, en las reflexiones finales, se discuten las posibilidades de futuro de ambos territorios”. A continuación se presenta un extracto de la publicación de esa investigación.

Orígenes

En cuanto a sus orígenes, ambas instalaciones se emplazaron en zonas con nulo desarrollo urbano. Fueron las propias empresas las que impulsaron un hábitat minero e industrial. “Aquí las diferentes temporalidades son claves. La explotación carbonífera comienza a mediados del siglo XIX, período sin regulación del trabajo y con casi nula presencia del Estado, con condiciones de vida muy precarias en sus orígenes, las que logran mejorar debido a la organización y lucha obrera iniciada a fines del mencionado siglo. En cambio, Puerto Cristal inició sus faenas a mediados de la década de 1930, después de la promulgación del Código Laboral en 1931 y el impulso a la actividad vino de la mano del Estado, a través de la CORFO. Sin embargo, se debió sortear la dificultad de desplazamientos por el aislamiento geográfico y las escasas fiscalizaciones estatales”, relata Alejandra Brito.

Experiencias

Durante esta investigación, la docente sostuvo entrevistas y dirigió talleres de memoria colectiva con extrabajadores de ambas minas y sus esposas. 

Estas experiencias reflejan formas colectivas de habitar surgidas de prácticas paternalistas de las empresas, constituyéndose como territorios sociales, entendidos como espacios de “construcción de una microsociedad y un territorio por parte de los habitantes locales”. Como es propio en las fases tempranas del proceso de industrialización, las prácticas paternalistas permitieron, por un parte fijar a la población y, por otra, desarrollar una mano de obra en la disciplina del trabajo industrial. Para que esto tuviese eficacia se instalaron familias, facilitando el control social y la reproducción de la mano de obra, dotando a los asentamientos de una serie de equipamientos y servicios para los trabajadores y sus familias. Como resultado, surge una memoria emblemática: los antiguos trabajadores/as y sus hijos e hijas, herederos de una forma de habitar industrial, reconocen su territorio como patrimonio a resguardar. Ahora bien, a pesar de las similitudes en las experiencias, sí hay un elemento que los distancia: las proyecciones de habitabilidad futura. Hoy Puerto Cristal está deshabitado y Puchoco- Schwager incluido en la conurbación del Gran Concepción.

El impacto del cierre

En Schwager hay un recuerdo un tanto mitificado de la experiencia vivida, lo que está en directa relación con las experiencias post cierre de las faenas, como la depresión económica y la falta de empleos. La identidad minera, no reconocida por los agentes del Estado, hizo difícil que los planes de reconversión dieran frutos en el corto y mediano plazo. La creación de nuevas fuentes productivas, como las empresas pesqueras, el Puerto de Coronel y más recientemente las termoeléctricas, transformaron a Coronel en una zona de sacrificio, lo cual ha dificultado la redefinición de las identidades locales. 

En el caso de Puerto Cristal, en tanto, la memoria está marcada por el cierre de lo que fue un tiempo y una experiencia de vida, en la cual contaban con más acceso a servicios, pero hay conciencia de que los procesos no tienen muchas posibilidades de vuelta atrás y la migración de su población a distintos lugares de la región o del país fortalece la idea de una memoria patrimonializada, que recupera casi en un sentido museístico su experiencia como cristalinos. En cambio, los extrabajadores del carbón aún deambulan por el territorio en la búsqueda de un sentido en aquél, como espacio productivo y como constructor de identidad social.

Reflexiones

A modo de síntesis, nos preguntamos ¿cómo pueden proyectarse estos territorios desde la memoria, incluyendo las definiciones culturales del patrimonio? ¿cómo incorporar en el debate el problema de la turistificación? 

Como plantean Criado-Boado y Barreiro, el patrimonio debe ser comprendido como una huella entre la memoria y el olvido, incorporando los entes materiales y las ideas que se valoran socialmente y que constituyen bienes patrimoniales y aquellos que pueden alcanzar dicho estatus, eso es lo que le da sentido a la pregunta por la turistificación del sitio. Es decir, cómo convivirá la experiencia pasada de quienes habitaron y/o habitan el lugar y que han construido su identidad en el pasado minero, que conoce de tragedias, explotación laboral, organización y resistencias, que ha seleccionado la memoria para poner en valor su apego al territorio, el pasado más luminoso asociado a las prácticas paternalistas y el fortalecimiento de una comunidad, con los turistas que recorren el territorio sin memoria, que le otorgan un sentido al monumento o a la tradición, transformada en fiesta o celebración, que valoran el paisaje natural, como sucede en la Patagonia chilena y se maravillan al reconocer en ese territorio casi prístino un enclave minero. 

Observamos en el territorio la difusa experiencia del esfuerzo de trabajadores/as chilenos/as por aportar al progreso económico del país y de cómo era posible pensar el desarrollo de la mano del bienestar de los/as trabajadores/as y sus familias, y por otro lado observamos los esfuerzos por transformar esas experiencias en una mercancía o en un bien patrimonial que pueda ser rentable turísticamente. Ahí está el desafío y tensión que viven actualmente las comunidades.

Más información: abrito@udec.cl 

Last modified: 29 de junio de 2023
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