Written by 14:52 Medio Ambiente

¡FUERA INVASORES!

Según estimaciones de IPBES, por cada década de inacción frente a una especie invasora, los costos asociados a sus impactos y manejo se cuadruplican. En el caso del Pinus contorta, han pasado más de 20 años desde que se evidenció su expansión no controlada en la Reserva Nacional Malalcahuello.

Por: Xuksa Kramcsak Muñoz, periodista – Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) / xuksa@ieb-chile.cl
Imágenes: Gentileza Laboratorio de Invasiones Biológicas
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Lo que comenzó como un experimento para evaluar el crecimiento de distintas especies de árboles y diversificar así la matriz productiva maderera en la década de 1970, terminó convirtiéndose, debido a la falta de manejo, en uno de los ejemplos más claros de cómo una especie exótica puede transformar un ecosistema completo. En aquel entonces, no se conocía el potencial del Pinus contorta, especie hoy categorizada como uno de los árboles más invasores del mundo. 

La escena ya es común para quienes visitan la Reserva Nacional Malalcahuello. Al acercarse, junto a las majestuosas araucarias, se advierte la presencia de pinos que aumentan en cantidad y tamaño al interior del bosque nativo, desplazando a especies nativas. “En los años 2000, junto con el profesor Eduardo Peña de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción, detectamos que los pinos plantados originalmente en pequeñas parcelas experimentales estaban invadiendo zonas de bosque de araucaria”, recuerda el Dr. Aníbal Pauchard, director del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y fundador del Laboratorio de Invasiones Biológicas (LIB) de la Facultad de Ciencias Forestales UdeC.

Evidencia científica de alto nivel

Ya a finales de la década del 2000, la invasión del Pinus contorta empezó a afectar una extensión mayor de los bosques de araucaria y se convirtió en una prioridad para el equipo del LIB. Así, comenzaron una serie de proyectos e iniciativas para generar evidencia sobre esta invasión. En paralelo, con la creación de la Estación de Investigación de Ecosistemas de Montaña (ESIEM), que reúne a diversas facultades UdeC, se pudo contar con un apoyo logístico en el área. “Fue una alerta temprana. Desde entonces, hemos tratado de entender y mitigar los impactos de esta invasión, a la espera de una solución formal para esta amenaza”, añade Pauchard.

Desde una perspectiva ecológica, se ha encontrado que el pino no sólo compite con otras plantas, si no que genera cambios profundos en el ecosistema. Esta especie modifica significativamente el microclima (luz, humedad y temperatura), la estructura del suelo, la presencia de insectos, aves y mamíferos. También influye en aspectos del paisaje. “Desde zonas invadidas, los turistas ya no ven el volcán Lonquimay por una verdadera ‘pared’ de pinos, y en sectores más densos, las araucarias desaparecen del paisaje”, explica Rafael García, director del LIB. Además, incrementa el riesgo de incendios forestales. “La presencia de los pinos aumenta la carga total de combustible, con una elevada proporción de combustible fino, que favorecen la propagación  e intensidad del fuego”, advierte. Incluso, a través de colaboraciones internacionales, los investigadores han logrado identificar que hay una serie de hongos micorrízicos (que se conectan a las raíces de los árboles) que están co-invadiendo el área junto a los pinos. 

Desde que se detectó este problema, el LIB ha trabajado con CONAF en la búsqueda de estrategias de manejo como volteo (corta de individuos), anillado (descortezado de árboles vivos) y restauración (recuperación del ecosistema original). Sin embargo, el principal obstáculo ha sido la falta de recursos. “Tenemos los datos y las herramientas, pero no se han priorizado a nivel estatal”, afirma Pauchard.

Malalcahuello se ha registrado en la red internacional Mountain Invasion Research Network (MIREN), clave para posicionar este caso a nivel mundial. “Gracias a esta red, hemos visibilizado lo que pasa aquí como un ejemplo global. Sabemos cómo manejarlo, pero falta decisión política”, dice García.

Desconexión entre ciencia y acción

Hoy, la erradicación total del pino es inviable. Lo que sí es posible es contener su expansión y restaurar zonas críticas. “Cada año que pasa, el costo es más alto y la efectividad menor. Si se hubiera actuado a tiempo, el problema hoy sería otro”, concluye Pauchard. “Vivimos en un país con recursos limitados para la conservación y múltiples amenazas. Por eso es clave priorizar estrategias cuyos resultados sean más efectivos”, afirma García.

Mirando hacia el futuro, ambos investigadores destacan el rol social asumido desde la UdeC. “Ahora somos parte del territorio. La comunidad nos reconoce como una voz legítima”, señalan. “Siempre hemos estado dispuestos a colaborar. Ahora que  la ciencia está, necesitamos la voluntad política para transformar esa evidencia en soluciones reales”, destaca Pauchard.

En esa línea, García cree en la importancia de la interdisciplina y la colaboración con otras áreas para visibilizar esta problemática desde otros ámbitos como la comunicación científica. Un ejemplo fue la participación y colaboración en la producción de la serie documental Invasores, de UChile TV, que contó con seis capítulos de especies invasoras, uno de ellos dedicado a los pinos: “La comunicación y la interdisciplina con otras áreas es un camino para fortalecer un turismo respetuoso y ecológico”, señala. A su vez, espera que estas acciones para fortalecer la conciencia ambiental en los territorios se alineen con la futura implementación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y con la lista oficial de especies invasoras prioritarias, herramientas clave para proteger nuestro medio ambiente y a nosotros mismos.

Revisa la serie documental INVASORES

¿Qué paisaje prefieres? Ésa fue la pregunta planteada a visitantes de la Reserva Nacional Malalcahuello para conocer su percepción frente a la invasión de pinos. De forma espontánea, los encuestados en su mayoría eligieron imágenes de bosques de araucarias, evaluando negativamente los paisajes dominados por pinos, incluso sin saber que se trata de una especie invasora. La investigación reveló que la apreciación del paisaje cambia, además, al conocer los efectos negativos de esta especie.

Last modified: 29 de agosto de 2025
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