Written by 18:02 Cultura y Sociedad

Natascha de Cortillas: “La visibilidad es una práctica invisible del arte”

Investigadoras de la Facultad de Humanidades y Arte de la Universidad de Concepción dieron forma a exposiciones que dan cuenta de las artistas locales invisibilizadas del escenario creativo

Por: Iván Tobar, periodista VRID UdeC / ivtobar@udec.cl | Imágenes: Natascha de Cortillas 

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Con apoyo de fondos institucionales del concurso VRID Creación Artística, el proyecto Archivos Invisibles _ Artistas Penquistas 1980-2020, dio espacio a una reflexión sobre las circunstancias en que se ha desarrollado la actividad artística en nuestra zona durante las últimas décadas.

La investigadora responsable es la académica del Departamento de Artes Plásticas Natascha de Cortillas Diego, quien desarrolló este trabajo junto a Bárbara Lama Andrade y Constansa Vergara Andrades. En esta entrevista, la investigadora comentó los principales hallazgos y desafíos que surgen de los resultados de esta propuesta.

La Maestra en Artes Visuales de la U. Nacional Autónoma de México (1998) destacó cómo “cada artista va comprendiendo qué de su historia y de su memoria es relevante de ser contada y levantada como indicador intersubjetivo, para poner en juego o amplificando la noción de archivo”.

“… Así, se pudo observar un archivo documental basado en información periodística o editorial, y por otra parte, un ejercicio de archivo objetual, o el archivo de una obra que no se ve, que se censura, que de alguna manera queda sepultada y que no tuvo la posibilidad de circular”, agrega. 

¿Cuáles son los objetivos de este proyecto?

“Construir un archivo visual/virtual que responda a las necesidades y ausencias de la historiografía del arte local a partir de las investigaciones realizadas en el contexto de la exposición (In)visibilidades. Archivo de artistas penquistas. 1980-2020, permitiendo la circulación de obras y procesos artísticos de mujeres de Concepción, generando un espacio de diálogo y reflexión conjunta que ponga en discusión las ausencias y sesgos de nuestra historiografía del arte, y que a su vez, densifique alguno de los criterios fundamentales del proyecto como Memoria y Archivo, en la escena artística penquista.

Nos interesa no solamente ir archivando los documentos, sino también cómo se va encarnando una simbología propia de nuestras experiencias, procesos creativos y nuestros lenguajes, para pensar un ejercicio de co-creación curatorial mediante la exposición de vitrinas que configuran visualidades desde las nociones de archivo como documentos, como objetos y como obra; repensando la vitrina como una posible obra objetualizada.

¿Qué experiencias destacaría de las personas con quienes colaboraron?

La práctica del arte es la práctica de la visibilidad o la invisibilidad, es una práctica de la omisión y borramiento, básicamente porque hay un modo historiográfico que hace que lo otro se invisibilice y se borre. Los temas de género están hoy día siendo altamente discutidos por las expresiones artísticas en general, por ello el proyecto integra lenguajes diversos e inclusive un ejercicio profesionalizante, que no participa de la academia, sino se levanta desde los oficios e intereses propios; borrando aquellos sesgos del mismo modelo patriarcal y machista que se ha ido imponiendo en todas las institucionalidades y las maneras de pensar de manera tal que nosotros también podemos ser un eco de replicar ese modo de pensar. Así nos encontramos un grupo de mujeres ex presas políticas que hacen una obra de teatro en función de sus experiencias como detenidas políticas sexuales, sin ser gente de teatro, asumen este compromiso y deuda con sus experiencias de vidas. 

¿Qué otros temas son relevados en esta revisión?

Por ejemplo, cómo vamos cultivando, haciendo el ejercicio colectivo de la memoria, que no es pasado, sino que es constante presente cuando estamos habitándola. Todas con historias invisibles y con memoria colectiva que, de alguna manera, sentimos que la exposición ha encarnado también ese desplazamiento del olvido. No se puede leer desentendido del género, sin embargo, es un lugar que también nos atraviesa como país y como contexto latinoamericano. Al ser invisibles, no son conocimientos manifiestos, son latencias de cosas que están ahí, que nos empiezan a hacer sentido, por eso la necesidad y urgencia de que esa latencia sea manifiesta. 

¿Cómo ocurre este fenómeno de la invisibilidad que da nombre al proyecto?

En las reflexiones históricas del arte nacional las mujeres aparecemos subalternas al relato oficial patriarcal que ha invisibilizado la relevancia de sus obras y dificultado la creación de archivo de las mismas. Por ello, proponemos problematizar los vínculos entre historia, arte y archivos, a partir de los procesos creativos, buscando contribuir a un archivo desde las memorias y subjetividades de las mujeres para crear una narración del arte, situando la mirada desde la experiencia propia de las artistas que participan en distintos momentos históricos de la escena cultural penquista. La memoria es un gesto político que nos vincula como territorio y como comunidad. 

¿Cómo se logra ese sentido colectivo?

Primeramente, en la conceptualización metodológica de un ejercicio de co/creación donde cada una pone a disposición su trabajo y reflexión para esta curatoría colectiva, por otra parte la comunión intergeneracional que se sobrepone a las diferencias, para dar cuerpo a un ejercicio común de visibilidad, revelando los procesos de ocultamiento, que nos definen a la diversidad que somos y representamos, cada una en su contexto, con sus temas y sus miradas, pero, en el fondo, nos sentíamos super vinculadas en términos de cómo estábamos en un ejercicio de volver a mirar nuestros archivos, una historia y un pasado que, de alguna manera, era como un loop trágico que nos identificaba. El desafío ahora es sistematizar todo el recorrido realizado con ese primer proyecto, entendiendo que este corpus tiene que crecer e ir sumando a más artistas y mujeres.

Last modified: 14 de septiembre de 2024
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