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Malalcahuello y Farellones: laboratorios naturales al sur del mundo

La colaboración internacional, la investigación a largo plazo y la conciencia sobre la importancia de la conservación de montañas son pilares fundamentales para preservar su biodiversidad, esenciales para nuestra vida y futuro climático.

Por: Xuksa Kramcsak, IEB Chile: Instituto de Ecología & Biodiversidad / xuksa@ieb-chile.cl | Imágenes: gentileza Aníbal Pauchard; Lohengrin Cavieres

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Las majestuosas cumbres de la Cordillera de los Andes no solo definen el perfil geográfico de nuestro país, sino que también se erigen como una columna vertebral que ofrece una riqueza de servicios ecosistémicos. Esta peculiaridad, convertida en un laboratorio natural bioclimático, ha capturado la atención de la comunidad científica, especialmente en el ámbito de la ecología. Las altitudes variables, desde los valles próximos al nivel del mar hasta altitudes elevadas, generan gradientes extremos que convierten a estas montañas en terrenos fértiles para el estudio de procesos ecológicos.

Los doctores Aníbal Pauchard y Lohengrin Cavieres, científicos del Instituto de Ecología y Biodiversidad y de la Universidad de Concepción, han dedicado tres décadas a estudiar los ecosistemas de la Reserva Nacional Malalcahuello en la Región de la Araucanía, y Farellones-La Parva en la Región Metropolitana. Su compromiso con el avance científico se enfoca en comprender la adaptación de plantas a las cambiantes condiciones climáticas, crucial en un contexto de cambio climático global.

A medida que el calentamiento global y la presión humana afectan las zonas de mayor altitud, el equipo de investigadores ha observado un aumento en la invasión de especies vegetales exóticas y la pérdida de la biodiversidad nativa. Este fenómeno, documentado en todo el mundo, plantea desafíos para la conservación. En respuesta a esta problemática, los científicos chilenos participan activamente en la red internacional MIREN (Red Mundial de Investigación sobre Invasiones en Montañas), colaborando con datos de estos dos sitios en Chile central y sur. 

A través de esta red han detectado un aumento significativo de la riqueza de especies exóticas de aproximadamente el 16% en los últimos 10 años, este aumento del número de especies exóticas detectadas en una década resulta sorprendente, pudiendo transformarse en invasiones biológicas que, de acuerdo al último informe de IPBES recientemente publicado, es uno de los principales agentes de pérdida de biodiversidad y en consecuencia un grave peligro para la humanidad. 

Viaje en el tiempo en Malalcahuello

Utilizando gradientes climáticos topográficos, los científicos pueden anticipar condiciones futuras en áreas más frías. Este “viaje en el tiempo” permite entender el posible impacto del cambio climático solo con descender unos metros de altura, ofreciendo una valiosa perspectiva sobre el futuro de los ecosistemas. También es posible comprender qué sucederá en zonas más frías cercanas a los polos sin necesariamente estar ahí. “Por ejemplo, el mismo gradiente que tienes de Santiago a Punta Arenas, puedes tenerlo en una misma montaña a unos pocos cientos de metros subiendo el cerro, es por eso que se denomina laboratorio natural. Aquí puedes estudiar el cambio climático, entender cómo será el futuro bajando unos pocos metros de altura, y entender cómo será ese ecosistema más cálido”, señaló Pauchard.

Desde la década de los 80, Malalcahuello ha sido un terreno de práctica para la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Concepción, pues es una zona maderera, y da comienzo a la presencia de bosques de araucarias hacia el sur del país, además está asociado a gradientes volcánicos y altitudinales. El Dr. Pauchard junto al académico Eduardo Peña y el Laboratorio de Invasiones Biológicas de la UdeC, investigaron la invasión de especies exóticas, identificando el avance del Pinus contorta como un ejemplo de la vulnerabilidad de estos ecosistemas.

“Este sitio posee un escenario con diversos ecosistemas, es entretenido y variado para testear hipótesis en ecología, entendiendo a las montañas como un set de gradientes (laboratorio) que puedes estudiar lo que quieras”, destacó el Dr. Aníbal Pauchard.

Malalcahuello, alberga parcelas de investigación establecidas en 2007 para MIREN. Además, posee la Estación de Investigación de Ecosistemas de Montaña (ESIEM) en Malalcahuello creada en 2014 la cual fortaleció la presencia científica en el área, promoviendo la colaboración interdisciplinaria entre la Universidad de Concepción, el Instituto de Ecología y Biodiversidad, y CONAF. La estación, que cuenta con la participación de cinco facultades UdeC, no solo impulsa la investigación a nivel local sino que también consolida conexiones internacionales, ampliando la influencia de los estudios ecológicos críticos. 

Farellones-La Parva: Lecciones sobre conservación

Lohengrin Cavieres, atraído por el paisaje y las particularidades climáticas de los Andes de Chile central, eligió esta región para su investigación doctoral. El sector de Farellones-La Parva, con su gradiente climático único, se convirtió en un laboratorio natural propicio para explorar las adaptaciones de las plantas a condiciones extremas. La zona baja es seca en verano y su zona alta es lluviosa, por lo tanto posee condiciones climáticas muy distintas que permiten realizar diversas preguntas de adaptación de plantas, sobre todo ante la sequía como condición ambiental.

Inmerso en la red MIREN, Cavieres destaca la relevancia de este ecosistema. La presencia de especies exóticas invasoras, como el diente de león (Taraxacum officinale) y Cerastium arvense que llegan hasta los límites de la vegetación, subrayan la necesidad de comprender la dinámica entre especies nativas y exóticas, especialmente en áreas cruciales para la provisión de agua. “Es necesario comprender que la diversidad es vital para servicios ecosistémicos, las laderas de montañas son cruciales para la provisión de agua. Al tener menos diversidad y pocas plantas, la nieve genera aluviones, que es lo que generalmente sucede en Santiago por la intervención en las montañas, como es este caso de Farellones-La Parva”, destacó Cavieres. “Las montañas y su diversidad son esenciales para nuestra vida ya que nos brindan agua. Además, es necesario reafirmar que el estudio y manejo de especies exóticas invasoras no es un acto xenofóbico, perdemos biodiversidad, funciones y contribuciones de la naturaleza importantes para el bienestar de todas y todos”, afirma Cavieres.

El investigador advierte sobre las perturbaciones humanas, como el turismo en centros de ski, la minería y la ganadería, que dispersan propágulos de especies exóticas. Subraya la importancia de la gobernanza y conservación en áreas protegidas para contrarrestar estos efectos negativos. Es necesario visibilizar la importancia de estos sitios sobre todo por el nivel de sequía que alcanza Chile central como factor de cambio, lo cual marcará el destino de nuestro futuro climático. “Estudiar la tolerancia de las especies a las temperaturas altas y la sequía son indicadores que permiten saber qué tan sensibles son tanto las plantas nativas como exóticas en cada elevación. Mientras más tiempo estamos en un lugar estudiando esto, más posibilidades tenemos de ser efectivos en los resultados y en el manejo posterior”, destacó el investigador Cavieres.

Chile es por esencia un país albergado y dependiente de los Andes, y en consecuencia tiene un gran desafío y oportunidad de estudiarlo desde distintas perspectivas en toda su geografía. Investigaciones como las que la Universidad de Concepción se llevan a cabo en Malalcahuello y Farellones-La Parva permitirán enfrentar de mejor forma las incertidumbres causadas por el cambio climático y asegurar la biodiversidad y la calidad de vida de las personas asociadas directa e indirectamente a las montañas.

Last modified: 5 de septiembre de 2024
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