En una investigación desarrollada con el apoyo de la empresa CMPC, científicos UdeC y de la Universidad de Valencia han obtenido la primera versión del genoma de la Araucaria araucana, el cual ayudará a mejorar las estrategias para la conservación de esta especie endémica de Chile, declarada monumento natural.
Por: Soledad Toledo Cabrera, periodista Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo lucabrer@udec.cl Imágenes: Créditos a Rodrigo Hasbún y Jaime Espejo
“Es un fósil viviente” comenta el profesor Rodrigo Hasbún Zaror sobre la Araucaria araucana, árbol del grupo de las coníferas, conocido por los mapuches como Pehuén. Según el académico de la Facultad de Ciencias Forestales UdeC, convivió también con los dinosaurios, hace millones de años. Esto ya la convierte en una especie única, que ha logrado sobrevivir una serie de embates de la naturaleza, cambios en el territorio y desastres naturales. “Es muy resistente al fuego, tiene una corteza muy gruesa, soporta muy bien condiciones ambientales extremas. De hecho, hace poco vimos cómo se vio dañada por más de 10 años de sequía, donde se comentaba que más del 90% de las araucarias se estaban secando, y hoy en día recorremos esos mismos lugares y la Araucaria está verde, creciendo”.
Los frutos de la Araucaria chilena, los piñones, contienen un alto valor nutricional, por lo que fue la base de la alimentación de los pehuenches, habitantes del centro sur de Chile y sudoeste de Argentina. Sin embargo, su lento crecimiento desanima su cultivo productivo. “Tiene otros tiempos” apunta Hasbún. “Es una especie milenaria y se ha descubierto que sus hojas pueden durar 24 años”.
El Dr. Hasbún es también director del Laboratorio de Epigenética Vegetal, y agrega otra particularidad: “Tiene la capacidad para rebrotar y volver a crecer. A veces, al encontrar una planta, no sabemos si está ahí desde que fue semilla o si el proceso de quema y rebrote ha ocurrido muchas veces en el mismo individuo”.
Conocer para cuidar
Pese a sus sorprendentes características, la Araucaria está en peligro de extinción. “Entre las principales amenazas está la tala ilegal. En un principio, se cortó simplemente para despejar el terreno. Se quemó, sin saber lo que se estaba destruyendo”, se lamenta el investigador. Hoy, gracias a su definición como Monumento Natural, está prohibido cortarla para cualquier uso. “Pero si no la conocemos, es difícil que la podamos cuidar. Puedes tener la mejor voluntad de hacerlo, pero no sabes cómo contribuir a su conservación”.
Es por esto que trabaja desde hace dos años en el proyecto “Genoma de la Araucaria araucana”, desarrollado en colaboración con el Dr. Óscar Toro, académico del Departamento de Botánica, de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas UdeC, y con el Dr. Tomas Matus, del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas de la Universidad de Valencia (España). La iniciativa ha sido financiada por CMPC, al alero de una estrategia de protección, restauración y conservación de biodiversidad nativa. El objetivo de esta iniciativa es secuenciar, ensamblar y anotar el genoma de la Araucaria araucana.
El genoma es la totalidad del material genético (ADN) de un organismo o especie, y se puede descifrar como código mediante la tecnología de secuenciación. Y el de la Araucaria podría ser el genoma más grande ensamblado en Chile hasta el momento, considerando que tiene 8 veces el tamaño del genoma humano.
“La secuenciación genómica consiste en descifrar la secuencia del ADN de una especie, la cual está compuesta por millones y millones de bases”. El profesor explica que es como imaginar un libro sin número de páginas, que se desarma. Para volver a armarlo, se deben buscar todas las hojas sueltas, leerlas, recordarlas, y reconstruir el libro de acuerdo con la historia que va leyendo. En el caso de las Araucarias, además, se trata de una historia antigua y compleja. Una parte lo que ha pasado en estos millones de años ha quedado registrado en ese genoma.
Sin dudas es una tarea compleja para cualquier grupo de científicos “Pero bueno, hay que plantearse desafíos importantes para lograr grandes cosas, y la Araucaria araucana merece este esfuerzo”, aseguró Hasbún.
Un libro sobre el pasado y el futuro
El estado actual del proyecto permite tener una primera versión fragmentada del genoma de la Araucaria araucana, desde donde se espera avanzar hasta llegar a un genoma completo. Alcanzar este hito ofrecerá una ventana a las condiciones biológicas y ambientales del pasado, gracias a la larga historia evolutiva y estabilidad genética de esta especie. Además, actualmente existen solo 22 genomas de referencia de especies de coníferas, 1 completamente ensamblado y 5 a nivel de cromosomas, y ninguno para la Araucaria.
Este conocimiento podría apoyar las estrategias para proteger a esta especie, que en nuestro país crece principalmente en dos lugares: la Cordillera de Los Andes y en la Cordillera de la Costa, con condiciones ambientales diferentes. Justamente, las poblaciones costeras son hoy las más amenazadas, y está prohibido intervenir el lugar donde se encuentran, incluida la recolección de sus semillas las cuales son consumidas como frutos o transformadas en plantas. Pero no es posible identificar el origen de las plantas o los piñones y, por lo tanto, la fiscalización queda truncada.
Saber qué genotipos podrían soportar mejor las condiciones ambientales que vendrán debido al cambio climático es otra ventaja que permitirá gestionar de mejor forma los planes de conservación y restauración. “Nos faltaba esta carta de navegación, mucho más precisa”, puntualiza el Dr. Hasbún.
QR: Escucha la entrevista al Dr. Rodrigo Hasbún en el programa “Señales del Futuro”
Last modified: 28 de enero de 2025