Por: Iván Tobar Bocaz, periodista – Centro de Investigación en Ingeniería Matemática CI²MA / ivtobar@udec.cl
Imágenes: CI²MA
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Los bosques costeros pueden ser una medida para evitar el daño producido por un tsunami. Medir su efectividad es el propósito de la tesis ‘Non-hydrostatic Hyperbolic Shallow Water Models for Tsunami Propagation and Coastal Vegetation Impact’ desarrollada por Jorge Moya Abuhadba, candidato a Doctor en Ciencias Aplicadas con mención en Ingeniería Matemática de la Universidad de Concepción, quien trabaja bajo la dirección del académico UdeC, Dr. Raimund Bürger, y del Dr. Enrique Fernández-Nieto, de la Universidad de Sevilla, España.
El equipo científico ha levantado datos bibliográficos de escenarios en que este tipo de eventos catastróficos han ocurrido -como la costa centro sur de Chile, Sri Lanka y Tailandia- caracterizando también el comportamiento de las distintas especies arbóreas presentes en cada zona.
Aplicaciones directas
Aunque su formación inicial es en el área de la física teórica, Moya explica que ha desarrollado interés por aplicaciones más directas del modelamiento matemático, en fenómenos que pueden impactar a la sociedad. “Fue en ese contexto que surgió la posibilidad de participar en esta investigación, enfocada en la interacción entre tsunamis y bosques costeros, donde se combinan desafíos teóricos con una clara aplicabilidad”, explica. De esta manera, su tesis apunta al estudio de la dinámica de fluidos y colabora con el Dr. Bürger, subdirector del Centro de Investigación en Ingeniería Matemática, CI²MA y miembro también del Centro de Modelamiento Matemático (CMM) de la Universidad de Chile.
La colaboración con el Dr. Fernández-Nieto se dio tras la experiencia del Dr. Bürger, que ya había trabajado con él en iniciativas relacionadas a modelos de flujos. “Cuando comenzamos a desarrollar el modelo quedó claro que la experiencia del Prof. Fernández-Nieto sería clave para la parte numérica del proyecto. Fue una colaboración muy enriquecedora desde el punto de vista técnico y humano”, cuenta Moya.

Paisajes reales y diversas especies de árboles
En el proyecto se analizan distintos escenarios, basados en datos experimentales existentes. “Cada especie tiene propiedades físicas particulares, como la altura del árbol, el diámetro del tronco, la densidad del follaje y la cantidad de árboles por metro cuadrado”, explica. Estos factores influyen directamente en fuerzas de arrastre y de inercia que actúan sobre el flujo de agua, “y por lo tanto, en qué tan efectivo puede ser ese bosque como barrera natural frente a un tsunami”, sintetiza.
“Lo interesante es que el modelo que desarrollamos es bastante flexible”, asegura Moya. “Si se cuenta con los datos físicos de cualquier especie local —por ejemplo, árboles nativos de Chile—, se pueden incorporar directamente en las simulaciones y obtener resultados específicos para ese contexto. Entonces, más allá de los casos estudiados, una de las fortalezas del enfoque es esa capacidad de adaptarse a distintos tipos de vegetación según el lugar donde se quiera aplicar”.
Restaurar para estar mejor protegidos
Sobre los principales resultados de la investigación y sus usos en el ámbito de la geofísica y la gestión de desastres, Moya destaca que el modelo numérico es capaz de simular con precisión el efecto protector de un bosque costero. “Desde el punto de vista de la geofísica, aporta herramientas para estudiar la propagación de ondas en terrenos con vegetación compleja, y cómo distintas configuraciones de árboles influyen en la dinámica del flujo”.
En relación a la gestión de desastres, el modelo puede ser una herramienta útil para diseñar estrategias de mitigación basadas en soluciones naturales. “Por ejemplo, permite evaluar la eficacia de diferentes densidades de vegetación o seleccionar especies más adecuadas como barreras naturales, según sus propiedades geométricas y mecánicas”.
Moya agrega que este modelo promueve el uso de vegetación nativa en lugar de soluciones artificiales, como rompeolas o infraestructuras rígidas, que suelen ser costosas y pueden alterar el ecosistema local. “Restaurar o preservar bosques costeros no sólo ayuda a reducir el impacto de eventos extremos, sino que también contribuye a conservar la biodiversidad y proteger el equilibrio ambiental de la zona”, concluyó.
Last modified: 29 de agosto de 2025