Por: Soledad Toledo Cabrera, periodista VRID UdeC / lucabrer@udec.cl
Imágenes: Archivo
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Un patrimonio de Chiloé son sus iglesias. Primero construidas por misioneros jesuitas en el siglo XVII y XVIII y más tarde por franciscanos en el siglo XIX, son casi 70 iglesias repartidas por el archipiélago que destacan por su arquitectura, una combinación de las tradiciones europeas e indígenas, y por el uso del material más abundante en ese entorno: la madera.
Cuesta imaginar que, en medio de una ciudad actual, se podría erigir una torre de varios metros construida únicamente con madera, como las de aquellas iglesias sureñas. El hormigón es hoy el material preferido en la construcción: sin embargo, avanzan proyectos que buscan reducir su uso, buscando materiales más amigables con el medio ambiente.
“Estamos viviendo un momento en la historia de la humanidad en donde nos estamos dando cuenta de que la influencia del ser humano y el desarrollo nos están trayendo consecuencias negativas”, afirma el Dr. Vicente Hernández Castillo, académico de la Facultad de Ciencias Forestales. El investigador apunta a que los materiales de construcción modernos son muy resistentes, pero el consumo de energía y recursos naturales para crearlos es altísimo.
“Estamos redescubriendo y reencontrándonos con la madera y se está planteando que la madera es la solución para la construcción del futuro”, asegura.

Experiencias internacionales
“Hablamos del material primigenio de la construcción”, recuerda el Dr. Hernández. En Chile, se utilizó durante mucho tiempo la madera nativa para la construcción de viviendas, por sus propiedades y abundancia, pero hoy se busca avanzar a la construcción en altura. “En Canadá ya existe un edificio, de 18 pisos construido en madera, en un periodo no mayor a 3 meses. Esto porque con la tecnología actual, la prefabricación, se pueden preparar los bloques y después llegar a montar solamente. Eso es un gran avance y nos habla de lo que viene, y a lo que nos debemos preparar”.
El académico hace referencia a la torre Brock Commons, de Vancouver, edificio de 53 metros de altura ubicado en el campus Point Grey de la Universidad de Columbia Británica, una residencia estudiantil inaugurada en 2016. Fue el edificio más alto del mundo construido en madera, superado luego por el Mjøstårnet, en Noruega, de 85,4 metros de altura, y por el Ascent en Milwaukee, Estados Unidos, torre de madera maciza de 86,6 metros inaugurada en marzo de 2025.
“La madera es un material muy versátil. Tiene propiedades de resistencia mecánica, bajo peso, propiedades de aislación térmica, acústica y, sobre todo, nos ofrece una protección en estos terrenos sísmicos, dada su flexibilidad”, explica Hernández, quien agrega que, combinadas estas características con un buen diseño, ofrece además un valor estético atractivo.
Todo se recicla
La madera además tiene la ventaja de acumular dióxido de carbono, ayudando a reducir este gas en la atmósfera. “Los árboles absorben CO2 durante su crecimiento, y cuando nosotros cortamos el árbol y transformamos esta madera en un edificio, mantenemos estacionado ahí el CO2 durante 50 o más años”, indica el Dr. Hernández. Una vez que termina su vida útil, el material se puede reciclar.
“Hay iniciativas que buscan, por ejemplo, recuperar madera nativa de construcciones antiguas, con las que se pueden hacer muebles, o usar las vigas, y aún así, aunque no hagas eso, puedes convertir los restos en compost, o dejarla simplemente en contacto con el suelo y se degradará y volverá a incorporarse a la tierra y a un nuevo árbol”, destaca Hernández.
Otras iniciativas, como las líneas de investigación que sigue el Dr. Hernández, buscan mejorar las propiedades de maderas blandas como el pino, abundante, pero de menor duración. “Tenemos el desafío de proponer tratamientos, lo más naturales posibles, que no generen impactos negativos, pero que mejoren sus características”. Para ello, recurren a residuos de otros procesos, en donde buscan compuestos de interés. Por ejemplo, se trabajó con nanopartículas para evitar que la madera se degrade al recibir radiación UV. Actualmente, analizan cómo la radiación afecta a la superficie de la madera a lo largo del país. “El objetivo es poder recomendar qué especie es más adecuada para hacer recubrimientos de madera, dependiendo del tipo de clima en que estemos dentro de nuestro país”, especifica.
“Vivimos en un entorno que está rodeado de árboles. Deberíamos tener a la madera como el primer material de construcción”, cierra el académico.
Escucha aquí la entrevista completa del Dr. Vicente Hernández Castillo en el podcast “Señales del Futuro”