Por: Constanza Ruiz Valderrama, periodista – Departamento de Oceanografía / comunicaciones@oceanografia.udec.cl
Imágenes: Gentileza Departamento de Oceanografía
Read in English
¿Sabías que en el mar también hay bosques? No se trata de árboles sumergidos, sino de ecosistemas formados por macroalgas que, al igual que los bosques terrestres, realizan fotosíntesis.
Estos bosques bajo el mar capturan “carbono azul”, es decir absorben CO₂ en la zona costera, y además producen oxígeno y protegen las costas de marejadas. En Chile están formados por macroalgas pardas como Macrocystis pyrifera y Lessonia spp., que pueden alcanzar decenas de metros. Se encuentran desde Arica hasta Cabo de Hornos, en sustratos rocosos y aguas frías, desde el intermareal hasta aproximadamente 40 metros de profundidad, dependiendo de luz y sustrato.
En el sur Chile se concentran los bosques submarinos más prístinos del mundo, y desde 2013, el Santuario Marino Bosque Calabacillo protege uno de los ecosistemas más valiosos en la Región de O’Higgins formado por el alga parda Macrocystis pyrifera.
Estos bosques no solo generan beneficios bajo el mar. También impulsan economías costeras al sustentar pesquerías locales como centolla, jaiba, langosta, erizos y moluscos y fomentar el turismo asociado al buceo y la naturaleza. Las macroalgas se utilizan en alimentos, cosméticos, fármacos, suplementos y productos industriales. Son consideradas un “superalimento” por su sabor, su aporte nutricional y su bajo impacto ambiental.
Sin embargo, enfrentan crecientes amenazas: extracción ilegal, aumento de temperatura, contaminación y debilitamiento de su capacidad de regeneración. Ante esto, la ciencia y la sociedad trabajan unidas para buscar soluciones.

Conocer para cuidar
Uno de los principales impulsores del conocimiento desde la Universidad de Concepción en esta área es el Dr. Erasmo Macaya Horta, ficólogo y académico del Departamento de Oceanografía de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas. Desde el Laboratorio de Estudios Algales (Algalab), lidera investigaciones clave en ecología, diversidad, genética y biogeografía de macroalgas. También forma parte del Grupo de Especialistas en Algas Marinas de la IUCN, que busca incorporar estas especies en la Lista Roja de Especies Amenazadas, visibilizando su rol en la conservación. Recientemente, junto a un grupo de profesionales de distintas disciplinas de Chile y España se han adjudicado un proyecto que busca evaluar el rol de las algas pardas en las economías costeras del pasado, dónde las algas habrían sido utilizadas como alimento y combustible, además de ser incorporadas en rituales funerarios.
“La educación es clave para proteger nuestros bosques submarinos. Muchas personas aún desconocen su existencia y el rol fundamental que cumplen a nivel ecológico y productivo. Estos ecosistemas albergan gran diversidad de especies, con ciclos de vida distintos, por lo que es esencial una extracción responsable. Aunque existen vedas, muchas veces no se respetan. Por eso, además de mayor fiscalización, es urgente fomentar la conciencia ciudadana. Solo valorando lo que tenemos podremos conservarlo de verdad”, comenta el Dr. Macaya.
Además de su labor científica a través de diferentes proyectos de investigación multidisciplinarios y trabajos, también destaca por la documentación visual de estos ecosistemas, ayudando a acercar el conocimiento al público general contribuyendo con publicaciones accesibles y educativas como la Guía Fotográfica de las Algas Marinas de Chile y la Guía de Macroalgas Subantárticas, disponibles gratuitamente en línea.
Proteger los bosques submarinos requiere innovación, voluntad política y participación activa de las comunidades costeras. El rescate del conocimiento ancestral, combinado con la ciencia y la tecnología, puede abrir nuevas formas de manejo sostenible, restauración ecológica y desarrollo económico local. En un escenario de crisis climática, estos ecosistemas representan una oportunidad concreta para avanzar hacia un futuro más equilibrado y respetuoso con el mar.
Last modified: 29 de agosto de 2025