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Estornudos de largo alcance

Estudio sobre COVID-19 del Centro INCAR de la Universidad de Concepción, de la Facultad de Ingeniería UdeC, y de la empresa de ingeniería MSET Chile determinó que microgotas de estornudos pueden viajar hasta once metros en escenarios urbanos con viento de intensidad media, antes de tocar el suelo.

Por Edgardo Vera / edgarvera@udec.cl
/ Imágenes: Gentileza INCAR
Portada: United Nation Covid19 Response – Unsplash.com

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Actualmente, la pandemia mundial del Coronavirus (COVID-19) no posee vacunas ni tratamientos disponibles. Desde su aparición en diciembre, en Wuhan, China, las medidas de contención recomendadas a nivel mundial se han concentrado en la cuarentena, el rastreo de contactos y el distanciamiento social.

De este modo, los primeros estudios que aparecieron se orientaron a determinar la forma de propagación del virus, momento en el que se conoció que las microgotas que se expelen al toser y estornudar son un vector de contagio importante.

En esta etapa, las investigaciones sobre la propagación de las gotitas respiratorias a través del aire, en su mayoría, abordaban situaciones interiores o exteriores, sin tener en cuenta escenarios representativos de la vida real que incluyan factores microclimatológicos, como el viento, o antropomórficos, como la altura o características faciales de las personas.

Eso es precisamente lo que distingue al estudio “COVID-19. Transporte de gotas respiratorias en un escenario de microclimatología urbana”, que es una colaboración entre investigadores del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR) de la Universidad de Concepción (UdeC), de la Facultad de Ingeniería de la UdeC, y de la empresa de ingeniería MSET Chile.

La investigación de Nicolás Guerrero (Centro INCAR, MSET SpA), Pablo Cornejo (Centro INCAR, MSET SpA, Facultad de Ingeniería UdeC) y José Brito (MSET SpA) determinó que las microgotas de estornudos pueden viajar hasta once metros, en escenarios urbanos con viento de intensidad media, antes de tocar el suelo.

La turbulencia que produce el viento al interactuar con los edificios
provoca que algunas gotas se dispersen hasta 11 metros antes de caer al
suelo.

La investigación comenzó antes de la pandemia, con el objeto de diseñar modelos computacionales de este tipo, pero que consideraran como variables los desafíos de una ciudad, un viento promedio y la interacción de esos edificios en el flujo de aire.

De este modo, modelaron un escenario más realista usando herramientas y software de simulación numérica. “La idea original era conocer la dispersión de gases contaminantes, pero con la aparición del virus, lo aplicamos al estornudo de una persona normal”, explica el investigador.

“Los resultados obtenidos son de relevancia no sólo por la contingencia de la COVID-19, sino porque no existe registro en la literatura científica de este tipo de resultados”, destaca el Investigador del Centro INCAR; Académico de la Universidad de Concepción y Director de Ingeniería MSET Chile SpA, Dr. Pablo Cornejo.

El ingeniero aeroespacial e integrante de la línea “Sustentabilidad Ambiental” del Centro INCAR, añadió que “un estornudo que interactúa con el viento se caracteriza por presentar dos tipos de partículas; unas más grandes, de 400 a 900 micrometros, que tocan el suelo a una distancia de cinco metros y que permanecen en el aire, en promedio 2,3 segundos; y unas más pequeñas, de 100 a 200 micrometros, que son transportadas por el viento turbulento a una distancia que fluctúa de entre ocho a once metros, y que tocan el suelo tras un promedio de 14 segundos”.

El estudio concluye que el radio de alcance de gotas respiratorias exhaladas por una persona durante un estornudo y disponibles a ser transportadas por el viento turbulento alcanza un rango mayor a tres veces la distancia recomendada en las sugerencias de comportamiento urbano durante la presente epidemia de COVID-19. El hallazgo es de vital importancia, considerando que la recomendación de las autoridades y la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de una distancia social entre los uno y dos metros entre personas. 

El hallazgo fue publicado recientemente en el reconocido repositorio MedRxiv con un gran impacto y alcance internacional, y es que dada la contingencia de la COVID-19, resolver qué sucedía con la propagación de las microgotas en espacios abiertos era una incógnita relevante, pensando en que las personas no pueden estar confinadas en sus hogares de manera indefinida y que hay otro grupo importante que no ha podido realizar una cuarentena estricta.

 “Ante la incerteza de posible contagio por este medio y a este alcance, estos esfuerzos ayudan a poner en claro que adoptar medidas preventivas de autocuidado por parte de la población, y en general, políticas de distanciamiento social más estrictas podrían ser necesarias”, resaltó el Dr. Cornejo.

Más información:
pabcornejo@udec.cl

Last modified: 16 de agosto de 2021
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