Por Dr. Jorge Carpinelli Pavisich, Director de Desarrollo e Innovación, Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo, Universidad de Concepción
En un mundo en constante cambio, la sofisticación y diversificación de la matriz productiva es una necesidad impostergable para economías emergentes como la chilena. La investigación y el desarrollo (I+D) juegan un papel crucial en este desafío, pero su verdadero impacto se materializa cuando el conocimiento generado se traduce en innovaciones que mejoran la competitividad, impulsan el crecimiento sostenible y responden a las demandas de la sociedad. Es aquí donde la transferencia tecnológica y la promoción de emprendimientos basados en ciencia se erigen como funciones esenciales de las universidades del siglo XXI.
Las universidades no sólo tienen la misión de formar profesionales altamente calificados, sino también de contribuir a la generación de soluciones tecnológicas que respondan a los desafíos actuales. En este sentido, la Universidad de Concepción ha demostrado un compromiso sólido con la creación de ecosistemas de innovación y emprendimiento, fortaleciendo la vinculación entre la academia, la industria y el sector público. A través de iniciativas estratégicas, como el fomento de startups tecnológicas y el desarrollo de soluciones basadas en ciencia aplicada, se está construyendo un modelo de desarrollo que trasciende la mera extracción de recursos naturales y apuesta por la agregación de valor.
Casos recientes ilustran este avance: desde tecnologías que optimizan la gestión hídrica en tiempos de crisis climática, hasta innovaciones en materiales avanzados como el cobre en láminas. Del mismo modo, la promoción de la transferencia tecnológica ha permitido la creación de emprendimientos que incorporan inteligencia artificial para enfrentar desafíos lingüísticos o mejorar la seguridad de infraestructuras críticas, demostrando que la ciencia es una fuente inagotable de oportunidades.
Ejemplos específicos de este enfoque se destacan en la presente edición de la revista, donde se analizan avances en la utilización del hidrógeno verde como vector energético y su papel en la revolución de la minería sustentable. También se abordan proyectos de inteligencia artificial para mejorar la seguridad hídrica y el monitoreo de los océanos, facilitando una toma de decisiones más eficiente en la gestión de recursos naturales. Iniciativas como la cosecha de aguas lluvias y la medición de vibraciones sísmicas abren nuevas oportunidades para la prevención de desastres y la resiliencia ambiental.
Asimismo, se presentan esfuerzos por reducir brechas de género en el ámbito tecnológico y fomentar el emprendimiento liderado por mujeres, una prioridad clave para construir un ecosistema de innovación más equitativo e inclusivo. Además, se destacan proyectos como la creación de software libre en astronomía y el desarrollo de tecnologías de exploración del espacio, evidenciando la diversidad de aplicaciones que surgen del vínculo entre la ciencia y la industria.
La Innovación no es un lujo ni una opción secundaria para las universidades; es un imperativo para aquellas instituciones que buscan responder a las exigencias actuales y futuras. Fomentar una cultura de innovación y emprendimiento basado en ciencia permitirá mejorar la competitividad de nuestra economía, pero también contribuirá a la construcción de una sociedad más resiliente y sustentable. La Universidad de Concepción reafirma su compromiso con esta misión, convencida de que la investigación y el desarrollo pueden y deben ser motores del bienestar social y el crecimiento económico con visión de futuro.
Last modified: 24 de febrero de 2025