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Océano: el vertedero de la humanidad

La contaminación fecal humana en los ecosistemas acuáticos, ya sea en agua dulce o salada, es una preocupación global debido a que contiene patógenos específicos del ser humano que pueden retornar al mismo a través de los alimentos o actividades recreacionales marinas. Para solucionarlo, rastrear su origen es fundamental.

La contaminación fecal humana en los ecosistemas acuáticos, ya sea en agua dulce o salada, es una preocupación global debido a que contiene patógenos específicos del ser humano que pueden retornar al mismo a través de los alimentos o actividades recreacionales marinas. Para solucionarlo, rastrear su origen es fundamental. 

Por Constanza Ruiz / construiz@udec.cl / Fotografías: Gentileza Oceanografía UdeC

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La relación entre la salud humana y el océano es innegable. Los alimentos marinos han sido fundamentales en la evolución de nuestra especie y los ecosistemas acuáticos en general, son utilizados para transporte, producción, recreación, conservación y últimamente también considerados un reservorio de substancias bioactivas. Sin embargo, por milenios, también hemos utilizado el océano para eliminar desechos de las actividades antropogénicas, en parte basados en la errónea creencia que ellos poseen la capacidad de absorber y reciclar todo tipo de contaminantes.

Sin embargo, el virus de la hepatitis A, norovirus, coxsackievirus y últimamente el SARS CoV-2, entre otros, así como bacterias multirresistentes a antibióticos, persisten y se diseminan a través del agua, pudiendo retornar al ser humano a través de los alimentos marinos, las actividades recreacionales con contacto directo con agua o arena contaminada, entre otras vías, lo que, sumado al efecto del cambio climático en zonas de surgencia costera, incrementan el riesgo de enfermedades talasogénicas causadas por el océano.

En la costa chilena, la contaminación fecal humana es un problema transversal. Según la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) existen 33 emisarios submarinos en operación, con más del 50% de ellos ubicados entre las regiones de Valparaíso (9) y Biobío (8), además de aliviaderos de tormenta y fuentes difusas que descargan material fecal en la zona costera y cuerpos de agua dulce, incluidos los humedales. Por ejemplo, en Bahía Concepción hay dos emisarios submarinos que atienden aproximadamente a 110 mil habitantes que diariamente pueden emitir 200g de material fecal por persona, lo que arrojaría un total de 22 toneladas de material fecal humano al día. 

La presencia de contaminación fecal en el agua siempre es algo negativo, pero cuando proviene del ser humano, el riesgo sanitario es mucho más alto. Al medir las bacterias fecales en el agua para determinar la contaminación, no es posible identificar de qué organismo proviene. La determinación de coliformes totales y fecales es una técnica laboriosa que tiene más de 100 años de antigüedad y que determina la probabilidad de la presencia de bacterias fecales en 100 ml de agua, equivalente aproximadamente a media taza de té. La Normativa Chilena 1333 (Nch 1333), que fija el criterio para la calidad del agua de riego y recreación, establece que los coliformes fecales para estos usos deben ser iguales o menores a 1000 NPM por 100 ml. Para erradicar la contaminación fecal es necesario evaluar el riesgo y trazar sus fuentes de origen, lo que no es posible a través de la colimetría clásica.

Dr. Rodrigo González en terreno por la Bahía Coronel en Lancha PM Defender proporcionada por la Portuaria Cabo Forwar

La experiencia de Tortel y Biobío

Caleta Tortel, que se encontraba fuertemente contaminada por material fecal humano debido al vertimiento directo de las aguas servidas a su ensenada, fue el punto de partida para la investigación iniciada por el Dr. Rodrigo González, académico del Departamento de Oceanografía de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción. En la edición 2021 de los premios Ciencia con Impacto, organizado por la ​​Oficina de Transferencia y Licenciamiento de la Universidad de Concepción, fue reconocido en la categoría “Protección de Invenciones” por crear un método que permite trazar la contaminación fecal humana en sistemas acuáticos, invento que solicitó su patente durante el año pasado ante el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI). 

El ADN mitocondrial humano (ADNmH), presente en las células epiteliales que se desprenden del intestino junto con cada evacuación, se ha utilizado para rastrear la contaminación fecal humana especialmente en sistemas dulceacuícolas donde la concentración de ADNmH es lo suficientemente alta como para ser detectada.

“La trazabilidad de la polución fecal y las enfermedades talasogénicas: la concordancia espacial y temporal entre las concentraciones máximas del ADNm humano en el agua de mar y el brote de hepatitis A en la población humana costera”, realizado por el Dr. González, fue publicado en la Revista ​​Science of the Total Environment y es el primer trabajo que demuestra en un ecosistema marino, que existe una concordancia espacio temporal entre la contaminación fecal humana y los brotes de Hepatitis en la Región del Biobío. 

Este tipo de metodologías no sólo es útil en estudios ambientales a gran escala, sino que puede ser una herramienta eficaz para el monitoreo de la calidad microbiológica y los posibles riesgos para la salud humana para, por ejemplo, evaluar las fuentes de abasto para la producción de agua potable rural, las áreas de producción acuícola, de recreación y turismo considerando un escenario de cambio climático (sequía) como el que hoy se enfrenta en nuestro país.

Más información: rogonzal@udec.cl 

Last modified: 31 de mayo de 2023
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